Victoria en El Molinón y liderato en solitario. Lo más destacable del 0-2 en Gijón fue la manera de hacerlo, con un control pasmoso de la situación y de los tiempos del partido.
Ya no es casualidad el estar en posiciones privilegiadas y que los todopoderosos Barça y Madrid nos vean por el retrovisor, hay un cambio de identidad en el equipo y de aprovechamiento de los recursos, sin olvidar que la suerte va de cara en este inicio de temporada.
Haya dado o no Unai en la tecla, la realidad le está dando la razón, está huyendo del uso limitado de 13-14 jugadores y, hasta el momento, el plantel está cumpliendo con creces. Las rotaciones siguen un orden más coherente y racional, existe competencia real en todos los puestos, se entrevé un ambiente positivo y respirable en el vestuario y hay comunión afición-equipo. Son asignaturas pendientes de pasadas temporadas que parecen -aún queda un largo trecho por delante- estar rectificándose y puliéndose, peticiones que reclamamos al final de la campaña 2009/10 una vez que el técnico vasco fue renovado. Jugadores como Maduro se han encontrado a sí mismos, ofrecen un rendimiento nunca visto -yo particularmente siempre he manifestado que de central no vale-, han superado sus miedos y circunstancias adversas y se sienten uno más, con ganas de hacerse un hueco y tener protagonismo, algo impensable sólo hace unos meses.
Con todo ello, hay que seguir siendo humildes y tener los pies en el suelo, los cimientos parecen haberse colocado con acierto, solidez y congruencia, y eso ya es medio camino para lograr los objetivos marcados. Sacar el máximo provecho posible de los bienes a tu alcance es el culmen del trabajo de todo entrenador, a su vez la exigencia de cualquier afición y la meta de la directiva que lo contrata. El Valencia está en la dirección correcta...