viernes, 26 de febrero de 2010

VAL 3-0 BRU | Clasificación embrujada



... y llegó el día en el que el vínculo afición-equipo alcanzó la cumbre.

Anoche se vivió apasionadamente un partido de competición europea en Mestalla -que no falló-, originándose un ambiente óptimo para lograr la esperada remontada y llevar en volandas al equipo a los octavos de final de la Europa League. Las más de 50.000 gargantas chés estuvieron animando sin parar desde bastante antes del comienzo del choque hasta el último segundo de los largos 120 minutos, fue un orgulloso derroche digno de mención. Este positivo clima arengando a los jugadores propició que éstos salieran literalmente como motos y enchufados desde el pitido inicial, en avalancha total para dar la vuelta a la eliminatoria. Hacía mucho tiempo que no se veía algo semejante en casa, una simbiosis cargada de confianza y remando en la misma dirección, un estado de compenetración necesario y que se echaba en falta. Los valencianistas reventaron el estadio y acudieron en masa para aportar su granito de arena, ha sido un momento grandioso.

Apenas estábamos acomodándonos cuando una internada de Miguel por banda izquierda, con centro a Mata, acabó en gol, no nos dio tiempo a pestañear, y el éxtasis invadió nuestro corazón, no nos creíamos lo que estábamos viendo. Tras el frenético e inmejorable comienzo, empezamos a desgranar la sorprendente alineación de Unai, con un utópico 3-4-3 y la aclamada y lógica titularidad de César, una línea definida de 3 centrales, Marchena-Albelda-Dealbert -el primero un poco caído a la derecha y el ex castellonense a la izquierda-, por delante un doble pivote, Baraja-Banega, luego abiertos en banda Pablo por derecha y Miguel por izquierda, terminando con un trío atacante inusual, Mata-Zigic-Villa. La idea del técnico vasco no era otra que atacar a los belgas de forma ininterrumpida, marcar pronto y ahogarles en su campo. Dicho y hecho, el incesante acecho de los nuestros apenas tuvo un receso durante el transcurso del enfrentamiento, la posesión y dominio fue insultante y las oportunidades se encadenaban una con otra, pero como si de un hechizo maldito se tratase -embrujo belga- nos encontramos con San Stijnen -vaya partido se cascó el meta del Brujas- y otras sin acierto, no había manera de perforar la portería contraria -el primer gol llegó cuando estaban descolocados y con cierta fortuna-, era un asedio sin premio.

Se llegó al final de los 90 minutos reglamentarios y nadie se creía que no hubiésemos pasado la eliminatoria, empezaba entonces los minutos agónicos, donde el corazón nos transmitía seguridad, confianza y buenas sensaciones para marcar y deshacer el injusto empate, pero la cabeza dictaba que se podía repetir una de tantos fracasos, tantas decepciones, y que en cualquier momento el Brujas iba a romper el sueño europeo en una jugada tonta, en un rechace de carambola, en un fallo defensivo -como los que tuvo Albelda-, pero esta vez, por fin, la suerte estuvo de cara y el fútbol fue justo con quien merecía el pase a la siguiente ronda. Pablo -el MVP del partido- marcó el 2-0 y puso en pie a la parroquia ché, estallido absoluto de alegría y festejos, estábamos provisionalmente clasificados, aunque un gol de ellos nos echaba fuera directamente. La ofensiva seguía adelante, si bien el Brujas adelantó sus líneas -hasta entonces estuvieron metidos en su campo- y nos puso en apuros alguna que otra vez, pero ahí apareció César, el portero titular con mayúsculas, para contrarrestarlos. Y a punto de terminar, de nuevo Pablo, tras gran pase de un fresco y desbordante Joaquín, sentenció con el 3-0 y puso punto y final a todo este sufrimiento innecesario -parecía como si un alineamiento milenario de los planetas nos hubiese gafado-, pasando a la gran locura, a la explosión interior de tenernos con la incertidumbre y el corazón en un puño, se daba rienda suelta a la presión y aquello fue una traca fallera muy que muy merecida. Momento de disfrute...

El equipo al completo dio el 100%, estaban comprometidos y nadie se arrugó, aunque quiero recalcar el partidazo de Pablo, Villa, Joaquín, Banega, Alexis y César, sin desmerecer ni un segundo al resto, y reconocer que Emery dio en el clavo con su arriesgada apuesta -viendo sus precedentes- y no se le puede achacar nada, ha dado un paso adelante con la afición, habrá que seguir analizando las semanas próximas de cara a su cuestionada renovación.

Noche mágica en Mestalla, de las que uno recordará... AMUNT!

3 comentarios:

Pluto dijo...

Sin duda ese portero fue determinante para no dar la vuelta al partido antes. Hasta 24 tiros y solo 3 goles.
Para mi Miguel volvió a ser algo de lo que debió ser, pero sobre todo Villa es Villa y es el alma innegable de este equipo. Amen por él, se mereció marcar.

Emery ha contentado a la grada con una primera parte para matar al Brujas, que hizo el mejor partido defensivo de su historia, y una segunda parte para dar mas respiro a los jugadores. ¿habremos finalmente conectado? El tiempo lo dirá, no lo tengo muy claro.

Magnífico Post, épica noche.

www.ciberche.net

Juan Al dijo...

Pasan las horas y me doy cuenta de que hemos bajado mucho el nivel de exigencia: saltamos de alegría por unos octavos de la UEFA mientras otros 3 luchan en la Champions.

Mario Selma dijo...

@Pluto
Gracias compañero, el tiempo dictará sentencia a favor o en contra de Unai.

@Juan Al
Juan, estamos 3º en Liga (puesto que, en mi humilde opinión, corresponde por nivel de plantilla) y seguimos criticando al entrenador y jugadores jornada tras jornada (y eso que tenemos un amplio colchón de puntos sobre el 5º, 6º y 7º clasificado), nadie ha variado su postura por este partido y esta lógica clasificación en Europa, pero creo que este partido, en las mismas circunstancias, de cada 10 jugados hubiésemos ganado 9 por goleada en los 90 minutos reglamentarios. Hay motivo para alegrarse por un día, digo yo...