viernes, 15 de abril de 2011

Manita al vecino, debate anodino




Nunca es tarde si la dicha es buena… pensarán los pro Emeristas y los que finalmente han caído rendidos a unos notables guarismos obtenidos por el equipo.

El jaranero derbi ante el Villarreal, que finalmente consiguió divertir y convencer al respetable ché en Mestalla como nunca antes esta temporada, ha servido de trampolín para contrarrestar la dubitación y recelo de gran parte de la afición respecto a la manida renovación de Unai Emery. Reiterativo, espinoso y controvertido debate en la capital del Turia, que, una vez casi embastado el tercer puesto liguero –principal y tácito objetivo de la directiva-, se convierte en tema de candente actualidad y copa prácticamente todo el interés de la masa social valencianista hasta que se oficialice su continuidad o no.

Uno se queda atónito de la veleidosa fluctuación del aficionado de a pie con que nos encontramos semana tras semana, oscilantes opiniones que van cogidas de la mano del último resultado, tan tendenciosas como veletas, dato extrapolable a la débil conexión que existe en el diversificado valencianismo actual, cuyo ulterior responsable es la máxima autoridad del VCF. Sorprende que haya aficionados que pasan por alto la aséptica política elegida por Manuel Llorente para llevar a cabo la renovación del director de orquesta del club que preside –gestiona, mejor dicho-, donde las cifras y objetivos se convierten en el único y taxativo baremo a valuar para decidir, siendo infiel a sí mismo –si no tuviera dudas, Unai estaría renovado hace tiempo, sin necesidad de aguantar hasta la certificación de la meta fijada-  y dando la impresión, al menos para algunos, de verse en un punto sin retorno y atado de pies y manos, donde la decisión de no prolongar el contrato del de Hondarribia le reportaría ingentes críticas y comprometiendo su posición, actualmente intocable a día de hoy. Consecuencias de su propia manera de actuar…

Lo vivido estos casi 3 años de era Emérica no pueden borrarse de un plumazo, quedar en el olvido, fuera, en el tintero, no, la ardua tarea de determinar la sonada disyuntiva no debe obnubilarse y dejarse llevar por la euforia –perecedera- del momento como cualquier forofo, hemos sido testigos de muchas decepciones, sinsentidos y deficiencias repetidas y sin corregir, un amplio sector representativo de la afición ha clamado un cambio de rumbo, exigiendo algo más, argumentada esta demanda en la faceta de sensaciones, falta de personalidad y la pérdida de identidad del equipo con la que se debería sentir identificado todo seguidor, carencias todas ellas que han ido desvirtuando y machacando a una afición que perdona, pero no olvida. El “gestor” parece obviar estos aspectos –aunque interiormente le afecten- y podría haberse infectado por la arrolladora inercia resultadista, aderezado por la primera aparición pública de un consejero del club -Fernando Giner- que se ha posicionado abiertamente a favor de ofrecerle la renovación a Emery, nuevamente cimentada en objetivos logrados.

Cuesta horrores ir contracorriente, la pesada losa de los números suele imponerse en estos casos, es como la lógica axiomática que abate cualquier argumentación alternativa -cualquier aficionado al fútbol no valencianista difícilmente entendería que se pida un cambio de entrenador-, aún así seguimos convencidos de la finalización del ‘ciclo Unai’ en el Valencia por lo visto antes y ahora, no se trata de exigir un mejor puesto en Liga y títulos –estando como están Madrid y Barcelona es casi una utopía-, sino de renovar el proyecto, un soplo de aire fresco, otro estilo de juego, otra manera de afrontar los partidos, subir un peldaño en cuanto a ambición y competitividad, y todo ello con el verdadero propósito de aunar impetuosamente al valencianismo y renovar ilusiones por doquier.

Jamás podría imaginarme que una victoria tan abultada, dulce y esperada tendría tanta repercusión y calase en tanta gente, estamos en la antesala de la continuidad del míster vasco, y aunque suene frívolo, diría que hasta los jugadores han actuado en connivencia con Unai, malpensados somos…


lunes, 21 de marzo de 2011

Estrella Damm apoya al Valencia CF con Pepe Ribes como anfitrión

Os presentamos el vídeo promocional de la nueva campaña del patrocinador oficial del VCF, Estrella Damm, que ha elegido al regatista valenciano Pepe Ribes como protagonista de la misma.




El navegante se declara valencianista de pura cepa, muestra de ello ha sigo el gesto de llevarse la bufanda ché a la 'Barcelona World Race', vuelta al mundo de vela, a bordo del Estrella Damm, para darle fuerzas en tan sufrida aventura surcando los mares de todos los océanos. A pesar de las 15.000 millas de distancia, el simple hecho de enfundarse la bufanda del Valencia CF le hace sentirse cerca de los suyos y, como un valencianista más, apoyar a su equipo.

En esta nueva entrega, Estrella Damm demuestra su sincero y férreo compromiso con el Valencia Club de Fútbol, llevando a cabo una emotiva, sorprendente y magnífica campaña que hará las delicias de toda la afición ché.

Un 10 para Estrella Damm, sin duda uno de los patrocinadores del Valencia CF más fiel, comprometido e identificado con los valores del valencianismo. Esperamos que lo disfrutéis.

Estrella Damm y Pepe Ribes, gracias y AMUNT!


martes, 15 de marzo de 2011

Catarsis o depresión





En una noche aspérrima y mustia, uno reflexiona sobre la nefasta semana que cerró el Valencia el pasado sábado en La Romareda, con repaso, goleada e imagen bochornosa en la mochila. Pasada la ventisca de ácidas críticas y clamores al cielo –justificados y con razón todos ellos, tras el hondo dolor ocasionado en la parroquia ché-, analizando y profundizando en este Valencia, queda al descubierto que el nivel de competitividad real ha bajado enteros, cuando la suerte no llama a la puerta y/o el árbitro no te concede regalos es cuando afloran las miserias del equipo, sobrevalorado por la mediocridad de esta Liga, las caretas se caen por sí solas.

A nadie se le escapa que la sangrante eliminación de Champions, ante un Schalke inferior cualitativamente –pero con mayor oficio y acierto-, podría conllevar un traspié en la competición casera, la extensión del batacazo europeo, es hasta entendible, pero la manera de caer humillados ante un Zaragoza en horas bajas dista mucho de lo esperado por un octavofinalista de la mejor competición europea y el mejor clasificado de la “otra liga”, es inadmisible el arrastre, deriva y apatía del que fuimos testigos en tierras mañas, así no.

La irritable valuación de Unai la dejaremos para otra ocasión  –fue un espejismo el etéreo cambio de estos últimos días-, hay que hacer hincapié en la falta de actitud y espíritu por parte de los jugadores, es el problema que encabeza este desaguisado, la principal tara, es un hecho axiomático a la vista de todos. Es inexcusable la carencia de amor propio y sacrificio por el escudo que portan en sus camisetas, ni siquiera el varapalo de Alemania les confiere salvoconducto para permitirse tal descuido. El Valencia lo defino como una máquina destruyesueños, que poco a poco va devorando la ilusión de cada valencianista en los momentos clave, un inexorable rodillo que apisona toda euforia viviente.

Llegados a este punto, la gravosa losa adquirida debe ser tratada para minimizarla cuanto antes, deben soltar lastre anímico para no caer en una minicrisis, por ende, en estado depresivo, es aconsejable una profunda introspección para tomar aire, retomar el rumbo y afianzar el único objetivo que permanece intacto y, a la postre, verdadera meta de una conformista directiva, que se aferra al manido argumento de la frágil situación económica que atraviesa el club, pero que no convence a un amplio sector del valencianismo.

Al mal tiempo, buena cara, y a los problemas, soluciones, el cuerpo técnico y la plantilla debe afrontar estos 2 meses y medio que restan de campeonato con auténtica hambre y orgullo, como prueba de fidelidad y compromiso al club que representan y les paga, sin obviar la deuda con una afición desencantada e insatisfecha. Creo que hay ingredientes y herramientas suficientes para ello, ni antes éramos tan buenos ni ahora unos mantas, sin dramatizar la realidad es que, con nuestras limitaciones, se puede concluir una temporada aceptable para el VCF, aunque sin eliminar de nuestra memoria las numerosas carencias que hemos ido grabando en nuestra retina, que a final de temporada se convertirán en férreas exigencias.

Reacción o decepción...

martes, 22 de febrero de 2011

Identidad oculta, personalidad fútil y juego ecléctico





El de Hondarribia tuvo bemoles de afirmar en rueda de prensa, tras el triste empate a 0 ante el Sporting, que el Valencia tiene definido su juego y que la identidad del equipo es la que le ha llevado a estar terceros en liga con 48 puntos.

El pasado sábado la parroquia ché fue testigo del peor partido de su equipo en lo que va de temporada, un soporífero, anodino, y aburrido encuentro que provocó bostezos a diestro y siniestro, un indignante espectáculo que invitaba a sestear más que a disfrutar de semejante tostonazo infumable.

El Valencia se topó con una tenaz y eficaz muralla rojiblanca, fue incapaz de crear ocasiones de gol durante 80 minutos, con un juego apático y nada atractivo, sin criterio a la hora de mover la pelota, un popurrí de imprecisas ideas que se traduce en algo intangible, que termina por desesperar a los aficionados. El camuflaje resultadista está haciendo su trabajo a la perfección, pero una vez que los resultados no acompañen –algo de esperar tarde o temprano- saldrán a flote las carencias, taras y mediocridad de este Valencia, que si bien está completando una temporada fabulosa en cuanto a números, las positivas estadísticas son inversamente proporcionales al juego desplegado, opinión que comparte una gran mayoría de valencianistas.

Unai, agobiado por tanta crítica, empieza a justificarse –porque las excusas y argumentos se acaban- anteponiendo los resultados y echando mano de los guarismos cosechados por el equipo para salir del brete, sorprendiendo a todos aseverando que el equipo tiene identidad y un juego definido, algo chocarrero y que dista de lo que se ve en el campo partido tras partido. Si tan seguro está de ello, vano trabajo el que ha realizado en estos 2 años y medio, ya que precisamente es lo que se demanda, esa falta de identidad propia, que lo caracterice, cuya personalidad fútil puede ser el reflejo de un entrenador timorato y sin carisma. Si el camino se tuerce en las próximas semanas -en pocos días habrá rivales complicados- será mucho más laborioso reconducirlo teniendo como base esta impersonal manera de jugar, es lo que se atisba y se teme.

Entrando en materia, el vasco ha utilizado 4 sistemas diferentes en 3 partidos, claro síntoma del inconstante método y estilo táctico, siendo infiel a su propia filosofía, enredándose a sí mismo. Un mediocampo con Topal y Tino Costa –nueva Emerada, retrasando a un centrocampista llegador y metiéndolo con calzador en el doble pivote- es sinónimo de quite y brega, pero nula canalización del balón, lo que te lleva a transiciones y juego directo, declinando la oferta de sentido y toque para otro día.

Míster que vino a Valencia con la vitola de estudioso del fútbol y maestro de la estrategia, que pontificaba sobre tácticas de fútbol, con un expediente corto pero llamativo, afable y con muy buenas intenciones, pero que, tras cumplir 100 partidos como entrenador del Valencia CF, se ha convertido en una caricatura de lo que fue e incapaz de convencer a la afición –la directiva también tiene dudas-, cuyo posiblemente único sustento y pilar sea seguir en puestos privilegiados de la liga y vivo en Champions, por lo que a tenor de lo que ocurra de aquí a final de temporada, se irá concretando o no la idea de buscarle recambio el próximo verano.

El fútbol es diversión y emoción –además de sufrimiento-, sentimientos que al público de Mestalla le han sido despojados, el pueblo ché no se identifica con su equipo, no lo reconoce, no le convence, y no hay visos de cambio a corto plazo, ya que el hombre de la batuta continúa encallado en su sempiterna búsqueda por una naturalidad que no llega.

No, señor Emery, para muchos este Valencia no plasma ninguna identidad, su personalidad es insustancial y el juego, por denominarlo así, deja mucho que desear. Exigentes nos apodan...

jueves, 10 de febrero de 2011

Controversia en Mestalla





A pesar de los evidentes buenos resultados que está cosechando el Valencia, permanece el rum rum en la grada, nacen debates sobre las tácticas utilizadas por Emery y crecen las críticas y dudas respecto al juego que despliega el equipo.

Cuartos en Liga -a un paso de la tangible tercera plaza-, en los albores de disputar unos apasionantes y ansiados cuartos de Champions y con una plantilla bastante interesante, que ha sabido sobreponerse a las mediáticas salidas de Villa y Silva. A priori, ingredientes suficientes para tener al respetable ché contento, satisfecho y sin levantar polvareda.

Pero la afición valencianista -no toda, pero sí un amplio sector representativo- no las tiene todas consigo, es así, especial y particular como pocas, exigente hasta el final y no da tregua bajo ningún concepto. El aficionado, testigo de la mutación hacia un juego carente de personalidad y brillantez, lo sabe y así lo expresa, a pesar de la buena racha de su equipo, cuyo subterfugio resultadista mantiene vivo -que no intocable- el proyecto de Unai.

La grada de Mestalla clama, solicita, exige abiertamente un cambio de rumbo en la dinámica de sus jugadores sobre el césped, hastiada de un juego ramplón, antiestético, poco llamativo y agradable al ojo. Son muchos los minutos acumulados donde un fútbol fulgente se echa en falta, únicamente ciertas pinceladas de los que poseen más calidad y el acierto de los de arriba son la válvula de escape de este Valencia, tan impersonal como eficiente, tan desapasionado como hábil.

Para muchos, son las sensaciones que transmite el equipo las que generan cierto recelo sobre su potencial real, que siempre da la de arena y su peor cara ante rivales de peso, las estadísticas en enfrentamientos con equipos punteros son de auténtica pena, fiel reflejo del bajo nivel competitivo. Se está a la espera de ese punto de inflexión que conlleve un giro de 180 grados en cuanto a estilo futbolístico, que vuelva a conquistar a un graderío anheloso de buen fútbol y que la comunión afición-equipo resurja como antaño.

El ronroneo entre valencianistas respecto a la heterodoxa manera de ganar se respira, se siente, es una realidad que se palpa en el ambiente. El club se ha hecho eco y por ello ha lanzado un sensacionalista -y genial- vídeo para el duelo ante el Schalke, que toque la fibra, capte adeptos e invoque a todos para terminar de abarrotar el Camp de Mestalla, en sintonía con el equipo en tan trascendental cita europea -la más importante en lo que va de temporada-. Aplaudo dicha iniciativa, aunque no dudo del compromiso de la afición en estas noches mágicas, donde el sentimiento ché aflora casi por inercia. Esperaremos expectantes...