Período de recesión económica y deportiva | Al antojo bancario [Soler Rules II]

Por fin se sincera el club antes los aficionados; ENTRAMOS EN UN SERIO PERÍODO DE RECESIÓN.

Esto significa que habrá un inmediato y masivo recorte de gastos, necesario, no lo dudo, pero que perjudicará muchísimo y directamente a la parcela deportiva, siendo transferibles, desde hoy mismo, los mejores jugadores y aquellos por los que vengan ofertas jugosas. Por tanto, peligran los Villa, Silva, Fernandes, Miguel, Mata, Joaquín, Vicente, Marchena, Albiol, Alexis… Han pasado de intocables en agosto de 2008 a transferibles, con el lazo puesto (ya que se ha comunicado públicamente esta nueva postura), 7 meses después.Habrá bajada de salarios, por lo que si ya estábamos al límite de retener a jugadores de primer nivel (superando el archiconocido tope salarial) ahora la cosa se tizna muy negra, dejaremos de ser atractivos en esa faceta, ya que hay que ser sinceros, el que más pone encima de la mesa es el que casi siempre se lleva el gato al agua en fichajes.
Si somos conscientes y aceptamos esta nueva, incómoda y desilusionante situación, no habrá sorpresas para nadie, es el presente y futuro del VCF.

Si a ello sumamos que un Banco (BANCAJA) se ha hecho con el ‘control’ de la entidad, exigiendo un gestor ‘amarrategui’ que empiece un brutal saneamiento de la moribunda economía ché, repito, necesario, sí, pero ya nos tienen cogidos por donde más duele. Ellos tienen la sartén por el mango y son los que ‘mandan’ a cambio de dar viabilidad financiera y salvar al club.
Por tanto, estamos pagando (y vamos a pagar) la inexperiencia, ineficacia, nula preparación y pésima gestión de un inútil millonario dueño de un club histórico en España. Hemos llegado a este impensable estado por culpa de este señor (por llamarlo así), ha eclosionado lo que se venía incubando desde que llegó. NO HAY DERECHO.

Ahora socios y aficionados nos tocará vivir esta triste etapa sin poder hacer nada de provecho al respecto, únicamente ver, leer, sufrir, rezar y aguantar. Que Dios nos pille confesados!