Íbamos a Vila-real, por qué no decirlo, con el culo un
poco prieto, con la reserva que los encuentros en feudo ajeno, nivel rival y
las estadísticas imponían. Y salimos de allí como ese tercera que elimina a un
primera en Copa, por la puerta grande y con la militancia, magnánima una vez
más, aguardando al equipo a las puertas de la gran casa. Mención aparte a esos 3.000
valientes que se enjaularon para hacer de El Madrigal un mini Mestalla.
Referente al verde, partido trabado y engañoso en varios
aspectos. Por un lado, se zamparon enterito el centro del campo, inhibiendo
hábitat de elaboración y desnudando al André cerebro, que sin su Sancho
Parejo, queda en evidencia al no saber marcar los tiempos. Es más un genial
multiplicador del juego. Problema a la vista cuando el balón parado/aéreo no
resuelva ciertas miserias, como la pírrica fluidez, llegada y aporte ofensivo
de los delanteros (Rodrigo sigue buceando en su versión pródiga).
Pero por otro lado, y paradójicamente, el Valencia se sintió relativamente
cómodo en el papel de rehén, haciendo de su engranaje defensivo, con un
decisivo Alves,
el imperial muro Ota-Musta y un apagaFuegos
providencial, su arma más poderosa.
El esperado envite se finiquitó por la vía del picotazo
mortal; 3 goles en 3 remates a portería. Quitando el gol en propia puerta, da
una efectividad primorosa, incuestionable. A la par que peligrosa. El Valencia
tumbó la mala racha en plaza inhóspita con un 36,8 % de posesión y ocasiones
contadas, plantando cara, en su continua lección del sufrir, al otro fútbol.
Igual de válidos, igual de admirados. Por H o por B la plantilla más joven de
la liga sigue encaprichada en desafiar las leyes y mantras futbolísticos, endulzando
a sus aficionados, mientras por su andadura va apuntalando presente y semillando
futuro. Sigo atónito por empatar en el Pizjuán, arrollar al Atlético y traer la
buchaca llena de El Madrigal, siendo segundo máximo perforador y tercero menos
goleado en tan solo un corchete de 10 jornadas. Que nos quiten lo bailao, y que
el venuno siga dejando víctimas a su paso.
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