Cuando uno se afana en focalizar, subrayar y remachar
solamente la parte negativa, pasando de soslayo u omitiendo directamente la
positiva, cuando uno se deja la salud diariamente remarcando aquellas lagunas
que pueden generar nubarrones, cuando uno escudriña milimétricamente cada paso
dado para buscarle los tres pies al gato, cuando uno no disfruta -o lo simula- del
buen momento de su teórico equipo, cuando uno aglutina todo ello en pautas de
comportamiento, pierde la perspectiva, se desorienta en su senda biliar.
Sin darse cuenta queda dominado por un alineamiento
alienado, abandonando -cual dueño infiel a su mascota en una cuneta- su
público papel de crítico reflexivo para convertirse en un enemigo tendente
descocado. Y pasa lo que pasa, que te cogen la matrícula y te hacen un traje
talla Pizzi. Si eres hombre para golpear, debes serlo para encajar.
El aficionado de hoy día, cliente de muchos de esos inicuos,
recibe un mayor volumen de información y es más diligente a la hora de
analizar que hace unos años -no todos, gregarios sigue habiendo-, con suficiente
capacidad para aplicar asepsia a las corrientes infopinadoras y sobrevivir librepensador en un entorno mediático intoxicado y depravado. Pero si hay libertad para informar y opinar, también la debe
haber para reprobar. Acción<-->-->reacción. Las cotas ya se regirán
por el criterio axiológico de cada uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario