Encaramados en la
zona noble, con unos números descollantes y unas sensaciones prometedoras, pero con los pies en el suelo sabedores que esto solo es el comienzo, el equipo
empieza a moldear un estilo de juego definido, genuino, reconocible. Su ADN
futbolístico, la famosa identidad que refleja el trabajo diario de Paterna.
Y ahí podemos
desgranar los rasgos claves que Nuno quiere ir instaurando en la plantilla, su
decálogo:
- La salud del vestuario y la fuerza del grupo prevalecen sobre figuras individuales
- Trabajo, concentración y
compromiso en entrenos son innegociables
- Nunca se da un balón por
perdido y se tiene que ir al límite
- La defensa es la peana del
equipo, cimentando de atrás hacia delante
- Supresión del juego lateral
en áreas de riesgo, sustituyéndolo por verticalidad
- Repliegue en bloque como
alternativa a 1ª línea de presión
- Posesión corta y eficaz en
detrimento de posesión estadística y estéril
- En la zaga, florituras cero
y concesiones las justas
- Juego asociativo, de salón,
de tres cuartos para arriba, con plena libertad
- Transiciones vertiginosas como puente a contragolpes dañinos
Estas son las primeras líneas maestras de su filosofía. Ampliables y variables según circunstancias y adversidades. Si sus pupilos se sienten identificados con plenitud, interiorizan las ideas y las consiguen plasmar sobre el verde en forma de automatismos, se habrá recorrido un gran tramo para aproximarse a lo que añoramos, un equipo. No una composición abigarrada de jugadores inconexos. El éxito final ya dependerá de si entra la pelota o no, pero el santotomense ya está sembrando su librillo.
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