Tras la tormenta (me enojo y me piro), llega
la calma (me siento a negociar de nuevo). 13 días de receso en los que los
negociadores han dejado que el cultivo prospere, es decir, que sus aparatos
propagandísticos no cejen en el sandio cuerpo a cuerpo de echarse la culpa los
unos a los otros. Cansinos, ambos.
Caldeado el ambiente, concentración anti
Bankia mediante, los simbiontes destinados a entenderse vuelven a sentarse en la mesa 5 para el torneo
final: Yo, Meriton, puedo comprometerme y me comprometo a ceder en estos dos
puntos de divergencia (los cuales, por cierto y al parecer, sí estaban acordados
y firmados en la term-sheet de marras. “Una tontería, pero en fin”, parafraseando a
Aurelio)
y tú, Bankia, puedes comprometerte y debes comprometerte a ceder en los otros
dos leoninos puntos injeridos y cumplir lo acordado el pasado 6 de junio,
aceptando la reestructuración de la deuda en tales condiciones. Ergo, consumar
la venta del Valencia CF de una puñetera vez.
Del baile de noticias publicadas en los medios,
cada uno desde su línea editorial, sobre la nueva visita a la capital de los
hombres de negro de Lim, se extrae que vienen decididamente a llevarse el
género, esta vez sí, ofertando una propuesta de cesión con opción de venta
obligatoria, irrechazable para la entidad bancaria. Se agotaron ya las excusas infantiloides
y las estratagemas de bajos fondos, aquel anuncio bañado de aleluyas debe formalizarse
con la responsabilidad hacia un tercero al que poco se ha tenido en cuenta en estos diez penosos meses. No
hagan del epílogo un prólogo aún más ufano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario