Se acerca la hora, los galenos
dieron luz verde al '7', que ya se calza las botas libre de dolor como uno más del equipo. Y
nos atropella, raudo como una pantera, el debate sobre su inclusión en el once
y el respectivo baile de alineaciones. Nuno, con la prudencia que advertíamos aquí, no le firma el alta deportiva para el partido
de Riazor y pospone su debut en casa ante el Elche, fecha marcada en rojo por
el posible advenimiento de Peter Lim.
Rodrigo-Negredo, Negredo-Alcácer,
Rodrigo-Alcácer o Rodrigo-Negredo-Alcácer, la coctelera agitada por nuestra
sesera inquieta. Queremos ir por delante de los hechos, modelando tácticas a
nuestro paladar futbolero, rebelándose ese entrenador que todos llevamos dentro
(un 3-4-1-2 apañado percute mi mente). El míster luso, que las caza al vuelo,
va dejando recados en cada rueda de prensa o entrevista concedida, sabedor de la,
de momento, grácil presión que atosiga su día a día ahora que la posibilidad de
ver el suspirado trío atacante se ha integrado en el espacio Schengen.
Yo lo afronto con la naturalidad de los tiempos y necesidades del equipo, lo considero un tema menor, digno de conversación almuercera y no de un análisis profundo, el cual florecerá per se cuando los acontecimientos digan. Mi verdadera preocupación -que tampoco lo es como tal- es no desmantelar lo que el mejor técnico de septiembre ha construido, por moda o vítor tribunero. El tridente es la guinda, no el pastel. No estresen al chef pastelero en plena inspiración.
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