En estos primeros partidos, y en
especial contra el Córdoba en Mestalla, se pudieron detectar algunos automatismos
tácticos que caracterizan ciertos pulsos de la filosofía de Nuno. El luso acude
al cada vez más usado recurso de la salida lavolpiana para iniciar desde zona defensiva con línea de tres, creando esa superioridad numérica para intentar salvar
la presión del contrario y que Javi Fuego, engastado con los centrales, que se abren y
dan paso a la subida de escalón de los laterales para el ataque posicional, sea
el encargado de comandar la salida de balón.
Entrando en materia
de jugadores, ninguno de los tres centrales en plantilla (Orban de momento
apunta solo a lateral) es un virtuoso del balón, percibiéndose que ante situaciones
de riesgo (presión directa, pases comprometidos) no resuelven con soltura. Ese
déficit se contrarresta, parcialmente -una cosa es salida de cero con metros y
otra con rival encimando en intervalo de juego-, habilitando un mullido colchón
para que al mediocentro retrasado, y escoltado, le dé tiempo a pensar y elegir
la opción más idónea. Si se hace, batiendo primera línea enemiga, el equipo queda ensanchado con cuatro efectivos en mediocampo dispuestos para armar la jugada ofensiva. Es solo un recurso, un buen recurso, que suele dar fruto
si es ejecutado con suficiencia.
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